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sábado, 1 de agosto de 2015

El secreto.

Te diré un secreto.
Me gustas.
Me gustas y me gustas mucho.
Bueno. 
Mucho no, muchísimo.
Pero no te lo puedo decir, porque se que te asustarías, 
como te asusta el hecho de que llegue a quererte como alguien especial en mi vida.
Y tampoco quiero que,
porque me gustes, vayas a dejar de quedar conmigo, porque tienes que entender que es algo normal.
Me gusta la playa, me gusta viajar, me encanta paris, y me gustas tu.
No hay mucho mas que pueda decir al respecto.
Diré que es un secreto, porque en realidad nadie lo sabe.
Bueno, nadie no.
lo sabemos, solo yo y esa sonrisa tonta que se me pone al verte, o al escribirte.
Y diré que nadie puede saberlo porque, incluso yo misma me autoengaño con ello.
Como si no quisiera represalias por algo tan obvio como eso.
Aún así, podemos pactar el fingir que no lo sabes, y seguir quedando como si nada, pero sabiendo íntimamente -y sobre todo conscientemente- de que me gustas.
Porque puede que , tu no me des paz... Pero es que me haces tan bien la guerra.
Yo prometo que tal cuál reprimiré mis deseos de comerte la boca cada vez que te veo, de abrazarte cada vez que me haces de reír, de achucharte y déjater sin aliento, si así lo deseas.
No pasa nada que la inhibición de deseos sea el primer paso al suicidio en vida, porque al menos tu sabrás algo que me cuesta demasiado admitir y yo en algunos momentos, dejare de auto engañarme admitiendo que es mentira que una simple sonrisa,
a veces, sea la única salvación que una espera. 

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