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martes, 16 de mayo de 2017

Cerca a veces significa también lejos.

Estoy segura,
y convencida de ello.
Estoy convencida de que alguna vez has querido irte lejos.
Muy muy lejos.
Irte a otra ciudad y empezar de cero.
Cero absoluto.
Seguro que has querido coger esa maleta que tienes debajo de la cama, llena de pólvora, y pólvo.
Y la has querido llenar de ...
Miedos.
Frustraciones.
Desastres.
Rechazos.
Fracasos.
Y recuerdos.
Para llevártelos contigo,
Y recordar quién y 
Como eres.
Ya sabes, traumas.
Esos que todos y todas tenemos.
Que si el primer castigo en la escuela, 
que si las primeras navidades sin esa persona que era fundamental en tu casa,
las tardes interminables de castigo por no hacer los deberes,
la primera noche que descubriste que es lo que llaman soledad,
aquel mar de lagrimas por ese amor de verano, 
y de invierno, también.
Pues eso, 
todo eso y mucho más.
Lo guardas allí, debajo de la cama.
Como mounstrous escondidos apuntó de acechar en momentos débiles de la vida.
Y ahora, cojes y te vas.
Muy lejos.
Donde nadie pueda escuchar esas voces que indican que debe ser, 
que debes hacer,
con quien debes estar.
Allí, 
en ese lugar no existe presión de decepción.
Hacía nadie,
ni hacia ti misma.
No hay reproches, 
ni reprimendas.
Un sitio nuevo, del cual enamorarte como la primera vez en tu vida.
En el que no hay ojeras de tristeza, 
ni miradas de compasión.
Irte.
Lejos.
Para no romper nada de lo que te rodea.
Dejarlo tal y como está.
No tensar más la cuerda de la buena suerte.
Porque por muy paradójico que suene,
cuanto más miedo tenemos de algo, o alguien.
A la vez queremos que se haga realidad cuanto antes.

Como si fueran losas, del destino que debes quitártelas de encima.
Sabiendo que siempre estarán ahí.
Y al final, no te das cuenta.
Pero, setas roto, 
Estás destrozado por llevar esas losas, durante todo el camino.
Y debes seguir caminando bajo mínimos.
Como cuando el coche se va a quedar sin gasolina...
Igual.
Y no te qued amas remedio que abandonar.
Y luego continuar.
Más fuerte.
Más grácil.
Más valiente.
Más tu.
Tan orgullosa de las derrotas como de los triunfos.
Como si cada cicatriz fuera una preciosa tara de belleza intrínseca de la piel.
Porque sabes que?
Nadie.
Nadie va a ser feliz por ti.
Ni siquiera yo.
Porque en la cuerda floja del miedo a lo desconocido.
Aa lo irreal.
A las mentiras piadosas.
A las verdades a medias.
Siempre acabara ahogándote en el futuro.
Si no te arriesgas tu, por ti mismo.

Porque a, fin y al cabo, los finales y los principios van siempre jodidamente juntos de la mano, a pares, y a dispares, porque abandonar todo, o abarcar todo a, final depende de ti.
Y porque todo lo puede mandar a la mierda, menos a ti mismo.
Que no haya ahora lucha que la lucha contra uno mismo, y resultes ser ganador de ello.



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