Páginas

viernes, 12 de agosto de 2016

Tic tac

Empezaba el gusanillo de nervios a bailar por mi esófago 
y por la carretera recta, llegaba hasta mi estómago.
Se movían como orugas,
queriéndose convertir en mariposas.
Mariposas venenosas,
de esas que te atrapan y te muerden sin consuelo.
Se movían las paredes del estomago como se mueven las manecillas del reloj, 
igual.

Tic tac tic tac

-Llega ya- gritaba mi cabeza.


A un día de verte,
y mis pulmones ya se habían olvidado de respirar.
Y así,
así hasta las supuestas 22:15,
que habíamos quedado.

Que todos sabemos que cuanto 
más tardamos en ver a alguien,
más insufrible se hace la espera.

Tic tac tic tac

-Llega ya, maldita sea-

Calor, llegan golpes de calor a Madrid.
Y yo deseando que el único golpe de calor que me de, sea en tu cama.

¡Venga, va! ¡Ven ya! ¡Date prisa! 

¡que mis venas ya recobran la vida!

Buscamos un rincón donde sentarnos, 
o mejor dicho un lugar donde cobijarnos.
Del murmullo que se forma al anochecer, 
de tu mirada.

¡Pum!

Extalla.
Extallan tus ojos al verme reír, y esa imagen la pongo en mi perfil.
Me la guardo, solo para mí.
Que a mí jamás, me ha gustado compartir.
Y menos si es tu cara. 

He de reconocer que cuando te vi, 
explote.
Recobre la vida que me faltaba.
Y por primera vez entendí toda la poesía que antes se me pasaba.

¡Pum!

Todos, todos los puntos versos,
llevan tu jodido nombre.


No podías ser, otra cosa que algo.
Algo utópico.
Difícil de ver.
Valiente suicida,
haciéndome que me enamore de el.

No te imaginas como late mi cuerpo,
como tiemblan mis piernas,
no te haces a la idea.
Batimos el récord de romper las reglas.

Y yo,
yo sigo sin entender.
Que coño haces aquí?
A qué has venido a mi vida?
Por qué yo.
Por qué a mí.

Con lo calmada que estaba
Con lo traviesa que era
Con lo poco que sentía
Con lo perdida que andaba 


Y claro, joder.
Después de conocer tu anatomía -entera-
De arriba abajo, de abajo arriba.
Pasando por la mi(t)ologia.
De todo tu ser y de tu alter ego.

¿Cómo puedo?
¿Cómo puedo?


No quedarme con tu tempestad,
con todos tus miedos.


Déjame, déjame.
Besarte las heridas, 
quiero curarlas, besarlas y cerrarlas.
Quiero no pensarte una vez más por semana,
la rutina mata.


Y yo, solo muero por tenerte aquí al lado.




No hay comentarios:

Publicar un comentario