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lunes, 4 de enero de 2016

MicroCuento.

Él,
ya se disponía a marcharse, 
se hallaba en el umbral de la puerta de salida, 
vestido,
tal y como había llegado hacia unas horas. 
Ella,
hablaba por teléfono, 
nerviosa, 
de arriba abajo, 
de abajo arriba, 
por todo el pasillo. 
Colgó,
 respiro hondo y se dispuso,
correcta y erguida hacia la puerta donde se situaba él. 
Se coloco en frente suya, 
le analizo de arriba abajo, 
analizando cada detalle, 
cada pequeño, ínfimo, detalle suyo, 
Él, sonreía discretamente porque ya sabía que otra vez le estaba grabando en su mente, 
para así, 
no olvidarlo, nunca.
`¿De verdad que no te puedes quedar un poco más? .. Mira como llueve, te vas a calar´ 
dijo ella presuntuosa e insegura mientras abria la puerta del salón, 
para que observara la calle. 
Siempre pasaba igual, 
siempre cuando él ya se disponía a marcharse, 
ella buscaba cualquier excusa para retenerle, 
para que jamas se fuese. 
Está vez, 
la excusa funcionó ya que afuera llovia torrencialmente, 
y aunque viviese cerca y tuviese el coche al lado,
él, no llevaba paraguas.
Él, cerro la puerta, 
asintió con la cabeza y la siguió hasta la habitación. 
Pasaron el pasillo, 
un pasillo de no mas de 3 metros. 
Cuando llegaron, 
ambos se sentaron en el borde de la cama, 
aún deshecha ... y comenzaron a hablar. 
La lluvia se podía oir a través de la ventana y ese ruido hacia más amena la conversación. 
La verdad que hacia varios meses que no hablaban tan seguidamente, 
ella le miraba y el sonreía abrumado.
Paso el tiempo, 
él se levanto decidido y dijo esas palabras tan temidas y horribles 
`tengo que irme, es tarde´.. 
pero está vez parecieron tan cortantes que la estrujaron el alma y la sonrisa. 
Se quedo parada mientras le veía como se acercaba al pasillo de la casa, 
veía como se iba, 
como otra vez, 
otra vez mas, 
se marchaba, 
como desaparecia, 
como se esfumaba de su vida… 
entonces, 
algo dentro de ella  hizo que la rabia contenida saliese y chillase 
`NO, NO, NO..´
se giró y la vio, 
estaba radiante,
radiantemente guapa.
Jamás la había visto así, 
casi irreconocible,
sentada en el borde de la cama, 
con la tez serena, 
su precioso pelo oscuro, 
sus labios carnosos y rosados,
y su mirada -esa mirada..- puesta en el. 
No hizo movimiento alguno, 
tan solo volvió a repetirlo 
`no, no, no..´ 
hizo una mueca y siguió. 
Ella se levanto y fue hasta él 
`¿Sabes que?..solo, he echado de menos a dos personas en mi vida, una de ellas ya esta muerta y jamás la recuperaré. Y la otra al igual que me da la vida cuando le veo, la pierdo cuando se va, esta aquí, eres tú.
Se quedo perpejlo, 
no sabía a que venía aquel ataque tan arrebatador de sinceridad. 
`Ya hemos hablado de esto.. no sigas anda, dejalo´
la miró y siguió. 
'NO, AHORA ME VAS A ESCUCHAR…´
dijo ella, saliendo de la haboitación. 
Él ya estaba en la otra punta del pasilllo, 
encendió la luz y él se giro. 
Cada uno en un extremo, 
cada uno observaba al otro, 
como cuando unos luchadores de sumo se observan, 
como cuando intentan descubrir el talon de Aquiles de su oponente, 
permaneciendo firme y sereno, 
ninguno de los dos pronuncio palabra, 
ella temblaba, 
y no pudo evitar desprender una lagrima, 
pro solo una por su ojo derecho
'Te odio, te odio muchísimo…´ 
le dijo agachando la cabeza.
Él, la miro, agacho la cabeza y ya se disponía a irse cuando oyó que le dijo, 
'no, ya no, si te vas, no vuelvas' 
Él se giró y la volvió a ver,
otra vez ese brillo en la cara y en los ojos tan extraño,
tan extraño que la hacía guapísima, y radiante.
A él, le empezaron a temblar justo en ese momento,
las manos,
se le empezó a secar la boca,
se le formó un nudo en el estomago,
Cerró la puerta de la calle de un portazo.
Fue hacia dónde estaba ella,
La beso en cada una de las lagrimas que desprendían sus ojos y corrían a través de sus mejillas.
Llegando así, a los labios.
La levanto despacio la cara,
hasta que sus miradas se cruzaron,
la miro a los ojos y la dijo.
"Odiarme, implica una forma preciosa de en realidad amarme como nadie más hace"
Verdad.
Verdadera.
Tan verdadero como cuando estás en un tsunami emocional, 
que hace encontrarnos en el éxtasis, 
y de repente en el infierno, 
una tortura, 
exasperantemente deliciosa.

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