y en los míos propios.
Desilusión,
desesperanza,
angustia,
jugarretas de la vida.
He visto trenes y buses irse a pesar de correr detrás de ellos como si nos fuera la vida en ello,
-Y, efectivamente ahí iba muestra vida-
He visto sufrir,
ojeras de dolor y angustia.
He oído llantos de pena,
He sentido los pelos de punta,
porque la suerte de uno mismo,
siempre,
siempre,
la hallamos en el de al lado,
O en el de en frente.
He visto llorar, y he llorado.
Pero he visto seguir,
avanzar,
nunca parar.
He visto huir de la pena,
con sonrisas,
felicidad,
y brillos de ojos -falsos-
"No, si estás triste llora, no pasa nada"
He visto tristeza, mucha tristeza.
Y sobretodo he sentido impotencia,
impotencia de no poder hacer feliz.
He visto y lo peor,
lo he sentido,
la angustia de tener que parar,
de frenar,
de quedarnos quietos en un lugar,
de no querer avanzar.
Lo reconozco, lo he sentido.
Pero doy gracias,
gracias a la vida, por quitarme tanto.
Por jugármela tantas veces.
Porque aunque ella misma,
el destino,
y el mismito karma,
me la quiera jugar.
Me ha enseñado que las victorias cuanto más difíciles, más azúcar guardan al final.
Como los colacaos, el cacao siempre se queda abajo.
Y si, ahora me encuentro jodida y radiante.
Y esta vez, mucho más lo segundo que lo primero.
Jodidamente feliz.
Por eso,
sigue manteniendote radiante,
porque yo,
prometo,
y te vuelvo a prometer,
que yo,
mataré monstruos por ti.
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