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jueves, 20 de julio de 2017

Oda a Agosto en Julio.

Buenos días, agosto.

¿Cómo has dormido? Pensé que no llegarías jamás. 

Y aquí estamos, otra vez los dos. 

Sabes… cada vez que nos encontramos después de tanto sin vernos me invaden un sin fin de 

recuerdos y me transporto en el tiempo, 

allá cuando aún no tenías esas jóvenes arrugas, 

allá cuando aprendías a nadar en las aguas del Mediterráneo, 

allá cuando empezabas a amar, 

y por un segundo se me olvida que estás aquí, 

con esas patillas tan modernas y ya canosas, 

mirándome y esperando ese abrazo de reencuentro. 

¿Dónde quieres ir? A veces pienso que te aburres de este sol, 

de esas tormentas tan predecibles de los últimos días, 

me pregunto si no te gustaría ser septiembre, 

pero en seguida me digo a mí misma lo equivocada que estoy. 

Quién sería septiembre pudiendo ser agosto.

Iremos a pasear solos, 

como siempre, 

porque estoy cansada de julio y esas aglomeraciones de gente que no conozco y que jamás 

conoceré, 

de junio y ese olor a pólvora. 

Quiero estar sola, 

sola contigo. 

Solo te pido que no te marches pronto, agosto. 

Que te quedes un poco más, 

que le digas a septiembre que siga durmiendo, 

que todavía no le esperamos.

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