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domingo, 18 de octubre de 2015

Te ofrezco y te prometo.

Te ofrezco, que te quedes.
Conmigo.
En mi casa.
Tirados en pijama, como un lunes de resaca.
Te ofrezco.
Ver la tele, dormir, hablar, comer, reír y hasta llorar.
Te ofrezco, arreglar el mundo.
Pero a nuestro modo, y ritmo. 
Te ofrezco olor a café por las mañanas.
Fiestas los viernes por la noche.
Resacas los sábados por la mañana.
Y películas los domingos por la tarde.
Te ofrezco escribirte, siempre.
Siempre que tú quieras, como antes.
Como ahora.
Como desde que te conozco.
Te propongo abrir las ventanas cuando llueva.
Disfrutar del olor a tierra mojada; o no.
Mejor salimos a la terraza y nos mojamos con esa lluvia.
Te ofrezco, esperarte en el portal. 
Como esas noches de compás.
De bailes, de copazos, de impaciencia al esperar el taxi.
De disfrutar de una hamburguesa hasta que llegas.
A por mí.
En mitad de Nuevos ministerios, o gran vía.
Te ofrezco quitarte todas las camisas.
Todas y cada una de ellas.
Ya sabes que suelo desayunar con algo cómodo, sin nada debajo, con moño recogido y rímel corrido.
Prometo pequeños grandes detalles.
Prometo llevarte agua a la cama, agua helada los días de resaca 
Prometo tarde de "gordos", comiendo paquetes de chocolate, y chucherías, doritos y demás grasas saturadas.
Prometo un día a la semana salir a cenar, al sitio más cutre de todo Mad.
Te ofrezco leerte antes de dormir.
Te ofrezco besos.
Pero no besos cualquiera, no como los que se dan las parejas de costumbre, no.
Te ofrezco un beso de temple, tempo y nervio. 
En cada uno que nos demos. 
Te doy la posibilidad, de un poder que pocos tienen.
Y es, mirarte y saber que te pasa, que piensas.
Mirarte.
Sin más.
Te ofrezco y te prometo, ponerte el mundo cuesta abajo.
Para que venga rodado; 100 primaveras, 100 veranos, 100 otoños y 100 inviernos.
Y los que nos dé tiempo a vivir. 
Que si eso, nos los imaginamos por el camino, si eso.
Así que, tú preocúpate y ocúpate, 
de sonreír.
que de provocarte las risas, me encargo yo.

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