Como entre dos días andamos.
Disfrutando del aroma de una café a las 7 de la mañana.
De ese olor que te llega por la calle del perfume de aquella señora, la cual te recuerda a tu abuela.
El sonido de la lluvia caer afuera de casa.
Y tu, con una manta.
Los pies descalzos sobre la hierba, o arena.
Un beso suaves con apenas un roce de labios.
La vida, instantes, momentos.
La vida, llena de sus particularidades.
Pequeñas cosas. Pequeños detalles.
Matices, pinceladas.
Piensas en cómo te enamoraste y te llegan gestos, momentos, detalles.
Si piensas en porque te gusta tanto tu casa, porque lo llamas hogar.
En porque disfrutas tanto con ese amigo.
Porque te emociona esa canción cuando suena en la radio.
Porque aunque odies madrugar, adoras ver amanecer.
Porque te ríes a escondidas cuando te cuentan un secreto en alto.
Porque son pequeñas cosas, que te salvan de la vida.
Son cosas invisibles , a veces.
Despiertan tus emociones más intensas.
Acaban dando un sentido íntegro y casi total a tu vida.
Pero.. ¿Porque nunca las vemos?
¿Porque nos distrae la cruda realidad, de la apreciación de la vida?
Y es que todos tenemos sensibilidad, que se esconde bajo miles millones trillones de capas.
De frías capas, que se convierten en rutina, en estrés, en miedos, en recuerdos, en sequedad y en vacío.
Pero solo esa sensibilidad nacerá cuando nosotros dejemos que nazca.
Solo cuando comprendamos poco a los demás, disfrutes más del pastel y de la compañía, que del estrés de mirar el reloj.
Contemplemos un atardecer, un amanecer, una orquesta sinfónica, una obra de teatro, un libro favorito...
Cuando ignoramos todo, todo todo.. Dejamos que la vida pase.
Y que pase, sin que pase nada.
Y solo cuando miras al pasado te das cuenta de que en realidad lo que marcó la diferencia fue aquello sencillo que ni siquiera apreciábamos entonces, y se hizo eterno recuerdo nuestro.
Todos. Todos. Todos
Somos sensibles, pero la atrofia hace que en algunos carezca dicha virtud.
Si observáramos de fondo, cada matiz, cada cuadro, cada nota, cada destello, cada letra, cada detalle, cada conversación, cada mirada, cada hora, minuto ... Segundo.
Descubririas que la vida es algo gigante.
Aunque creas que es algo infinitamente pequeño.
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