Páginas

sábado, 31 de octubre de 2015

Sensaciones.

Sabes esa pequeña y extraña sensación que tienes cuando no puedes parar de leer un libro. 
Y deseas tener más y más tiempo para leer y devorar las páginas cual perturbada.
Y esa sensación de no poder parar de ver una serie, que te empachas más bien a los dulces que te preparas para ver marathon de temporadas y temporadas y te gustaría que nunca acabará..
O esa película favorita que ves y te atrapa como la primera vez, y aunque sepas el final la ves solo para repetir ese diálogo que tanto te gusta que dice tu prota preferido..
Esa sensación de terminar un juego, de terminar una canción, de terminar una carrera..
Ese vacío, ese "y ahora que?", esas pequeñas lágrimas disimuladas de no querer acabar nunca.
Pues esa.
Esa misma sensación tengo yo.
Tengo yo cada vez que me dejas en mi portal.
Cada vez que te digo "hasta mañana"
Cada vez que tengo que marcharme ya a casa.
Esa sensación de más.
De no querer terminar nunca.




Algo así.

No hay nada peor.
Y más peligroso que enamorarse.
Pero, no enamorarse de cualquiera, no.
Enamorarse de ese chico.
De ese que te entrega todo.
O al menos lo intenta.
Que te cambia el materialismos por el dualismo sin que te des cuenta.
Que se preocupa por ti.
Que te lleva a casa.
Que te habla, te mima, te quiere.
Que puede ser un poco pervertido, y soltarte alguna sonrisa pícara de vez en cuando.
Cuando hay gente, sobre todo...
Y tú, como una niña pequeña. Sonríes.
Le sonríes, sin que nadie más se dé cuenta. 
Uno de esos chicos que no creen en el amor... O al menos eso parece ser.
Pero que cada vez que estás con el, hace vivir una nueva historia.
El que convierte tu alma en inmortal.
Que es tu amigo, compañero, maestro, amante y tú amor.
Aquel que no tiene miedo de abrirse a ti.
Contarte su pasado, y su inesperado futuro.
Que se siente libre y feliz contigo.
Que te muestra que puede ser un capullo.
Pero como dice pereza.
"Fuiste un putón, pero -para siempre- serás my love"
Y es que también es frágil, es de cristal.
Y es que, queridos amigos.
De un tío así, no te libras nunca.
Y nunca me quiero librar de ti.

Jamás.

No te pido mil detalles.
Tan solo quiero una sonrisa.
De ti, para mí.
Solo para mí.
No quiero que seas un príncipe azul.
No, que esos destiñen.
No quiero un futuro perfecto, o pluscuamperfecto.
Tan solo quiero un hoy contigo.
No te pido que me quieras como te quiero.
Pero si quiero que me digas, cómo ya haces, lo que sientes cada mañana.
Al despertar.
Saber que soy tuya, que eres mío. 
Que somos nuestros. Muy nuestros.
Que me vas a querer a pesar de la distancia de no poder acariciar tu cara cada mañana.
De llénarte de besos hasta que te hartes.
De decir lo mucho que te quiero.
Que me digas que soy parte de tu vida.
No tu vida entera, sé que eso no es posible.
Que no somos nadie el uno sin el otro.
Que somos uno.
Desde que nos conocimos hasta hoy.
Por siempre, para siempre.
Jamás.

jueves, 22 de octubre de 2015

Son aquellas pequeñas cosas.

Entre dos días.
Como entre dos días andamos.
Disfrutando del aroma de una café a las 7 de la mañana.
De ese olor que te llega por la calle del perfume de aquella señora, la cual te recuerda a tu abuela.
El sonido de la lluvia caer afuera de casa.
Y tu, con una manta.
Los pies descalzos sobre la hierba, o arena.
Un beso suaves con apenas un roce de labios.
La vida, instantes, momentos.
La vida, llena de sus particularidades.
Pequeñas cosas. Pequeños detalles.
Matices, pinceladas.
Piensas en cómo te enamoraste y te llegan gestos, momentos, detalles.
Si piensas en porque te gusta tanto tu casa, porque lo llamas hogar.
En porque disfrutas tanto con ese amigo.
Porque te emociona esa canción cuando suena en la radio.
Porque aunque odies madrugar, adoras ver amanecer.
Porque te ríes a escondidas cuando te cuentan un secreto en alto.
Porque son pequeñas cosas, que te salvan de la vida.
Son cosas invisibles , a veces.
Despiertan tus emociones más intensas.
Acaban dando un sentido íntegro y casi total a tu vida.
Pero.. ¿Porque nunca las vemos?
¿Porque nos distrae la cruda realidad, de la apreciación de la vida?
Y es que todos tenemos sensibilidad, que se esconde bajo miles millones trillones de capas.
De frías capas, que se convierten en rutina, en estrés, en miedos, en recuerdos, en sequedad y en vacío.
Pero solo esa sensibilidad nacerá cuando nosotros dejemos que nazca.
Solo cuando comprendamos poco a los demás, disfrutes más del pastel y de la compañía, que del estrés de mirar el reloj.
Contemplemos un atardecer, un amanecer, una orquesta sinfónica, una obra de teatro, un libro favorito...
Cuando ignoramos todo, todo todo.. Dejamos que la vida pase.
Y que pase, sin que pase nada.
Y solo cuando miras al pasado te das cuenta de que en realidad lo que marcó la diferencia fue aquello sencillo que ni siquiera apreciábamos entonces, y se hizo eterno recuerdo nuestro.
Todos. Todos. Todos
Somos sensibles, pero la atrofia hace que en algunos carezca dicha virtud.
Si observáramos de fondo, cada matiz, cada cuadro, cada nota, cada destello, cada letra, cada detalle, cada conversación, cada mirada, cada hora, minuto ... Segundo.
Descubririas que la vida es algo gigante.
Aunque creas que es algo infinitamente pequeño.

domingo, 18 de octubre de 2015

Te ofrezco y te prometo.

Te ofrezco, que te quedes.
Conmigo.
En mi casa.
Tirados en pijama, como un lunes de resaca.
Te ofrezco.
Ver la tele, dormir, hablar, comer, reír y hasta llorar.
Te ofrezco, arreglar el mundo.
Pero a nuestro modo, y ritmo. 
Te ofrezco olor a café por las mañanas.
Fiestas los viernes por la noche.
Resacas los sábados por la mañana.
Y películas los domingos por la tarde.
Te ofrezco escribirte, siempre.
Siempre que tú quieras, como antes.
Como ahora.
Como desde que te conozco.
Te propongo abrir las ventanas cuando llueva.
Disfrutar del olor a tierra mojada; o no.
Mejor salimos a la terraza y nos mojamos con esa lluvia.
Te ofrezco, esperarte en el portal. 
Como esas noches de compás.
De bailes, de copazos, de impaciencia al esperar el taxi.
De disfrutar de una hamburguesa hasta que llegas.
A por mí.
En mitad de Nuevos ministerios, o gran vía.
Te ofrezco quitarte todas las camisas.
Todas y cada una de ellas.
Ya sabes que suelo desayunar con algo cómodo, sin nada debajo, con moño recogido y rímel corrido.
Prometo pequeños grandes detalles.
Prometo llevarte agua a la cama, agua helada los días de resaca 
Prometo tarde de "gordos", comiendo paquetes de chocolate, y chucherías, doritos y demás grasas saturadas.
Prometo un día a la semana salir a cenar, al sitio más cutre de todo Mad.
Te ofrezco leerte antes de dormir.
Te ofrezco besos.
Pero no besos cualquiera, no como los que se dan las parejas de costumbre, no.
Te ofrezco un beso de temple, tempo y nervio. 
En cada uno que nos demos. 
Te doy la posibilidad, de un poder que pocos tienen.
Y es, mirarte y saber que te pasa, que piensas.
Mirarte.
Sin más.
Te ofrezco y te prometo, ponerte el mundo cuesta abajo.
Para que venga rodado; 100 primaveras, 100 veranos, 100 otoños y 100 inviernos.
Y los que nos dé tiempo a vivir. 
Que si eso, nos los imaginamos por el camino, si eso.
Así que, tú preocúpate y ocúpate, 
de sonreír.
que de provocarte las risas, me encargo yo.

viernes, 16 de octubre de 2015

Yo, mi, me, conmigo.

No puedo dejar de pensar, de someter un esfuerzo mental, a una cosa que leí ayer en Facebook.
Si, Facebook, esa red social chupoptera que nos tienen cual sumisos a todas horas conectado.
Bueno, solo si quieres.
Y es que una chica, proponía no dejarse como en el pasado.
¿Dejarse cómo, Dejarse ir, dejarse el pelo largo, dejarse de que?
Dejarse, tal cual.
Proponía llevar al día las asignaturas de la universidad, levantarse pronto cuando no debería hacerlo, estudiar cosas que no debería estudiar aún, ser curiosa, ser ansiosa por aprender, retomar las lecturas que había dejado a medias, o que le encantaría volver a leer, hacer deporte, de ese del que te gusta, del que cuando llegas a casa llegas más feliz por la compañía y por hacer algo que te sienta bien que no obligadamente, ver s amigos más a menudo, y de forma más habitual hablar.
También decía así que quería recapacitar todas su acciones, pensar que lo haces bien, pero pensarlo decididamente.
Dijo que no permitiría que nadie la hiciese daño injustificadamente, que no permitiría nunca más perder el tiempo con gente que no lo merece.
Que asumirá errores, apredera de ellos, tropezara y se levantara.
Empezará con rutinas sanas, comidas saludables, empezará a cocinar, aprenderá a sacarse partido, y lo más importante de todos, será feliz día tras dia.
Pues, en cuanto, yo, mi , me , conmigo, leí esto os podéis imaginar que hice no?
Si, le di like, y la comente que me alegraba por ella.
Cerré el face, apague el móvil y pensé... Pensé...
Y al cabo de minutos conté los días que me quedaban para mi cumpleaños.
Para que nos entendamos, para los mayas el fin del mundo llega en fin de año, para mí, en cambio llega el día de mi cumple.
Así que dije, aliviemos chacras.
Y así los alivio. Llenando mi mesa de "medico-quirúrgica" "harrison" y de "hacia rutas salvajes" y "así habló zaratrusta"
Quedando a cenar con los pilares de mi vida.
Jugando al padel o salir a correr cuando dos podemos.
Hablando con personas que no debería para solucionar algo que o bien se soluciona o bien no.
Conociendo e interesándome aún más del chico que me vuelve loca.
Ayudando, preguntado a mis amigas que ¿qué tal? Seguido de un afectuosos y único mote mío hacia ellas. 
Cocinando, para mí y para otros, ayudando, compartiendo.
Recapacitando sobre todo, accionando mi otro lado..
Y sobre todo haciendo lo mismo que ella, irme a dormir satisfecha y orgullosa de mi misma, y levantándome siempre con una sonrisa de felicidad.
Y aquí estoy, a menos de doce hora para cambiarme los chacras, que me cambiaron a mí en un viaje que, obvio siempre recordaré.
Srtamazz.