Llámame para contarme que no estás de acuerdo con mis formas,
sobre todo al mirarte.
Y al desafiarte.
Llámame, para decirme, lo pesada que soy.
Para recordarme que no quieres saber nada de mi, y que no merezco saber nada de ti.
Llámame
Llamame, para decirme que me he equivoque en las formas de quererte.
-Hace años-
Llamame.
Para echarme la bronca, enfadarte y gritarme.
Para discutir, como lo único que parece que hemos hecho en los últimos tiempos.
Llámame cuando estés borracho, recriminándome que estás en un antro de mala muerte y que has oído mi nombre porque esa noche yo no estaba por allí, a tu lado.
O simplemente Llamame, porque crees que aún te lo voy a coger.
Llama, sobre todo para decirme que odias lo que escribo, para que no me crea un gurú de las letras, mientras para tí mismo, sabes que me lees.
Llama para preguntar que es de mi vida, para dejarte ver entre líneas que quizás no escribo por, ni para tí, pero que tú aún asocias conceptos.
Llama para preguntarme por ese, que ahora es el que me saca la sonrisa tonta por whatsapp.
Llama, para saber cómo se llama, para saber si también hacemos lo mismo, para saber si siento igual que contigo, y si le trató igual que a ti.
Llamame, Llamame, para preguntarme si ahora tan solo escribo por y para el.
Para oír que no, para oír un NO rotundo por respuesta, pero, ¿mentira piadosa?
Llama, llama otra vez, para contarme lo bien que te va todo, la de colores que tiene la vida desde que no (me) tienes (en tus) planes.
Llamame, para decirme lo ocupado que estas, lo feliz que eres, y lo poco que te acuerdas de mí.
Llámame loca, absurda, impaciente e incluso mándame a la mierda.
Como si nunca lo hubieras hecho, y los dos sabemos que sí.
Llama para saber si mi vida va con rumbo fijo o a ninguna parte.
Llama para saber si sigo siendo aquella que no se peinaba y que solo tenía los pájaros en la cabeza.
Llama, para preguntarme que hago o que planes tengo.
No sé si para incluirte en ellos, o para reírte de los monótonos y aburridos que se han vuelto.
Llámame antes de entrar en la ducha, cuéntame que en Mayo tampoco podemos vernos pero que puede que en Junio sí, cuando la ciudad se vista de verano con la única intención de querer ser bendecido con el sol, que nos da la vida.
Llama para confirmarme que por fin tienes vacaciones, que no estás tan atareado en tu vida y que buscas una bocanada de aire fresco en los pulmones.
Llamame rara, clásica en esto de las letras, enamoradiza o pastelosa, llama tan solo para decir que he cambiado.
Que ya no soy lo que era y que tú tampoco.
Que ya no te reconozco, ni tú a mí tampoco.
Llama para decirme lo primero que se te pase por esa cabeza.
Llama para explicar que sientes cuando lees a otras, ya sea con la boca o con tu cuerpo, que a mí no me va a doler.
Que hay gente que deja de leerse un libro de repente y se van a la biblioteca y si leen todos los demás a medias, no se sí lo pillas.
Tú a veces sin querer, eres así.
Llama para que te explique lo que echo de menos de tí y lo que echo de más a la vez.
Llámame absurda, lamentable o diplomática; ya no escribo a medias tintas entre otras cosas porque lo hago a ordenador.
Llama y explícame esa última llamada a las seis de la mañana un jueves de enero.
Llama para explicar tu cobardía, o tu valentía según se mire.
Llama para decirme a qué tienes miedo, porque tienes miedo.
Para por casualidad, sacar el tema y decirme lo feliz que eres en días nublados al lado de cualquier otra persona que no sea yo, para que tu conciencia y la mía no se olviden del tono de nuestras voces.
Llamame, porque quieres saber la verdad, desde el principio hasta el final.
Llámame para oírme decirte lo mucho que me importas, lo mucho que quiero que estés en mi vida y lo mucho que te quiero, como amigo, como un buen amigo, pero al fin y al cabo te quiero.
Llamame,
Llamame,
Llámame para lo que te de la gana, pero si quieres,
sólo si quieres,
llámame...
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