Sólo mío.
Mío.
Y no me costó nada saberlo.
Fue tu primer "hola",
fue tu primer rechazo y
fue la ausencia de ese "adiós"
Fueron esas bienvenidas con besos al aire,
fueron esas risas y sonrisas que hacen perder el miedo.
Son los buenos días, las buenas noches.
Es una sinceridad de cien años.
Historia que semana tras semana se complica,
se implica.
No, no termina.
Tenemos silencios de los más cómodos que en muchas conversaciones hay.
Es un "hacernos un bien" es un
"Me haces muy feliz"
"Me gustas"
"Me encantas"
No necesitamos escucharnos, porque nos entendemos.
Es una ausencia de sonidos, para que valores de palabras mágicas, no pierdan sentido.
Que eso, ya lo pierdo contigo.
Es imposible,
incompatible,
Incomprensible,
inconfundible.
De tu "Yo"
Y el mío,
lo que nos une en un presente distante.
Es un tiempo que pasó tatuándome tu desnudez,
mientras cumplo la condena de un deseo eterno.
El de tenerte siempre conmigo.
No quiero perderte.
Jamás.
Ere ese Todo que jamás pensé que iba a encontrar.
Eres ese Todo sin la necesidad de nada más.
Eres mi amor platónico.
Convertido en realidad.
Es la ausencia de espacios que compartimos.
De momentos que jamás se olvidan.
Me enamoras, tu, tu sonrisa.
Ya lo sabes, lo sé : eres mío.
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