Diez minutos más, pienso siempre todos los lunes de mi vida.
Desde que suena a las 6 de la mañana, hasta que salgo de la cama, pasan minutos.
Minutos eternos y a la vez efímeros...
Imaginando y recordando las noches de verano.
Volando en mi cabeza destellos, como aquellos que desprenden las hogueras de san Juan, pues los mismos.
Los mismos que hacen que recuerde cuando jugaba a pedir deseos, echando más llamaradas al fuego.
Hoy. Me convezco que será un lunes normal, un día más.
No como esos miércoles y jueves del demonio
Ay! Malditos mitades de semana, como juegan malas pasadas a los universitarios sanitarios...
Que si no llego a prácticas, que si no tengo bata, que si pierdo el bus y hasta el amanecer de todos los días.
Y es que, eso es lo bueno.
Lo bueno, lo bonito y lo barato.
De levantarse tan pronto, y es poder ver amanecer en la vias del tren ..
Y sí, para mí que en diciembre nunca haya sol, y que sepamos que siempre queda luz dentro.
Y si, sé que encontrar sitio en pleno centro en hora punta, es lo que llaman suerte.
Y que encuentres en rebajas ese abrigo que tanto querías. Y que justo en el examen pongan el tema que mejor te sabías. Si.
Pero para mí, suerte también es, ver amanecer leyendo mi libro favorito y justo en mi parte preferida que suene mi canción, por obra de magia en mi iPad.
Si, eso también es suerte.
Y magia.
Y es que a veces nada extraordinario ocurre los lunes.
Son días azuloscuro. Con gente reticente en llevar siempre la misma ropa.
Que si abrigos, bufandas, gorros, guantes, paraguas.
Ay! Bendito mi verano, porque te dejaríamos ir tan rápido.
Desde que me tomo el primer sorbo de café por la mañana y decido qué debo empezar la dieta y a comer sano "que no papa, que no voy a comer eso que lleva muchos carbohidratos"
Digo mirando con ojos deseosos a ese bollo de zanahoria que compro ayer por la tarde.
Pero es que, una promesa es una promesa.
Y la de los lunes, son promesas al cuadrado.
Hay que cumplirlas si, o si.
Y es que estamos a lunes y los lunes ya se sabe que son odiados por todo el mundo.
Pobres, en realidad que culpa tienen ellos, de arrancarnos horas de sueños, de obligarnos con responsabilidades y de vaciarnos las ansias de soñar.
Que estos días están hechos para producir, para consumir lo producido y para ahorrar tiempo produciendo para que así tengamos más tiempo en consumir lo que producimos... Y así, el círculo se vicia.
Viciado, de vicio.
Y mientras, Yo me quedo empanada tomando el café en la cocina.
Soñando despierta.
Pasa el día y ya son las ocho y media de la noche.
"Hasta mañana, si dios quiere"
Bueno, si dios no quiere, también será mañana.
Viva o muera, digo yo.
Me marcho.
Ando y me encuentro un trébol de cuatro hojas, cojo el bus, qué suerte que no he esperado.
Veo atardecer, suena mi canción, termino mi libro,
Mama lleva sushi para cenar, he sacado un 8 en el examen, termino el trabajo que tanto me desesperaba.
Ganó al padel. La comida estaba buenísima en la café.
Me dan la enhorabuena en prácticas.
Encuentro sitio en pleno centro. Veo a mis amigas por casualidad donde siempre.
Ando y ando y ando...
Y cualquiera de esos podría ser el mejor momento del día, pero hay presencias que merecen que dejes a tu canción favorita con la palabra en la boca.
Y así la dejo yo.
Al verte.
Porque la certeza es que no hay mayor suerte, que tenerte.
Siempre.
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